Homenaje a los Fundadores del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa

Homenaje a los Fundadores del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa

Homenaje leído por nuestro Director en la Sesión Solemne por el Octogésimo Quinto Aniversario del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa.?Casi todas las cosas buenas nacen de una actitud de aprecio por los demás?. DALAI LAMA

INTRODUCCIÓN:

Los Bomberos Voluntarios, en sus procesos fundacionales, rara vez han elegido las épocas propicias para hacerlo y por ello, se ha requerido siempre de hombres excepcionales dotados de una gran iniciativa, respeto personal, gran credibilidad y prestigio y por sobre todo de una voluntad y sacrificio a toda prueba.

El Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa se funda el año 1933 cuando aún nuestro País, vivía y quizás como ningún otro las consecuencias del Crack de 1929 y recién se recuperaba de la grave crisis social y política que nos dejó dicho fenómeno. Probablemente por ello Don Alberto Ried Silva solo contaba con un billete de cinco pesos para financiar esta obra o tal vez, el símbolo del convencimiento del sueño de la edificación de nuestra institución.

DESARROLLO:

La pregunta que nos hacemos hoy en este homenaje es: ¿De dónde venimos? En este contexto qué mejor que investigar nuestro pasado bomberil, no sólo a nivel Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, sino también, a nivel de nuestras propias raíces y de cómo ocurrieron los hechos en nuestra República.

El Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa se constituye el 27 de mayo de 1933. ¿Quiénes fueron los artífices de esa realización? Seguramente, muchos, sin embargo, hay algunos a los que, a pesar del tiempo transcurrido seguiremos admirando y siempre estarán en nuestros corazones. Los nombres de quienes constituyeron el primer Directorio:

Superintendente: Sr. Joaquín Santa Cruz Ossa.
Vicesuperintendente: Sr. Carlos Silva Vildósola.
Directores: Dr. Alejandro González Escobar; señores Jorge Costadoat Bergoing; Luis Espinoza Garcés y Pedro González.
Comandante: Sr. Alberto Ried Silva.
Segundo Comandante: Sr. Osvaldo Larraín Larrañaga.
Secretario General: Sr. Carlos Prado Martínez.
Tesorero General: Sr. Domingo Morales Reveco.
Capitán: Sr. Eduardo Gibbons Hardie.
Teniente 1º: Sr. Carlos Larraín Torres.
Teniente 2º: Sr. Augusto Baudet Rojas.
Ayudante: Sr. Horacio Ried Carrera.
Maquinista: Sr. Oscar Achondo Godoy.

Todos hemos podido conocer de su trabajo, de sus esfuerzos, de sus sueños y realidades, de lo difícil que pudo ser la obra emprendida y de lo fácil que pudo hacerse con la voluntad de todos y en el tiempo hemos tomado la posta, recogido la antorcha y con el mismo esfuerzo y espíritu por ellos enseñado y transmitido con su ejemplo hemos, no solo conservado la obra sino que además la estamos fortaleciendo y agrandado y ello solo es la muestra material de lo realizado pues lo más importante, la impronta valórica de servicio y de principio, lo podemos exhibir como los pilares más firmes que nos pudieron enseñar y que sobre los cuales descansa la fortaleza de nuestra Institución con mayor firmeza que sobre el más moderno carro de bomberos o el mejor de los cuarteles. En esta triada fundacional, carros, cuarteles, bomberos, más que los carros, más que los cuarteles, lo más importante fueron los hombres que voluntariamente se impusieron la meta de fundar un Cuerpo de Bomberos y los hombres que han decidido continuar esta obra.

Alberto Ried Silva, destaca con luces propias en la puesta en marcha de ese sueño, a través de su relato, impreso en sus libros, conocemos de su biografía, de sus orígenes. Hijo y nieto de Bomberos, voluntario de la Quinta Compañía del Cuerpo de Bomberos de Santiago, escritor, escultor y pintor pero sobre todo soñador.

Imagino, como en un relámpago, el esfuerzo sobrehumano que estos 38 egregios fundadores debieron haber realizado para alcanzar aquello que en un momento fue un sueño, una idea. La sociedad de la época y la permanente crisis económica que en Chile se había hecho costumbre les debe haber puesto la tarea aún más cuesta arriba.

No obstante, a pesar de los incontables contratiempos, nunca dejaron ese sueño hasta alcanzar lo que anhelaban. Si en esos años el ambiente era así de hostil para cualquiera que se atreviese a soñar con materializar una idea, podemos imaginar las contrariedades que deben haber sufrido nuestros fundadores alrededor del año 1933

Ello nos ha permitido entender que los Bomberos Voluntarios no podemos detenernos frente a las adversidades en nuestra acción bienhechora y desde el mismo momento de nuestro ingreso a la Institución debemos buscar el perfeccionarnos a nosotros mismos y, por extensión, extender esta acción algún a la sociedad en que estamos insertos y que mira confiados y con respeto el Actuar de sus Bomberos. Hay que leer con calma la vida y obra de estos hombres extraordinarios, leer, meditar y sacar las conclusiones que nos ayuden en la tarea de encontrar en nosotros mismos esa voluntad, esa resolución y por sobre todo, ese no desfallecer ni desalentarnos frente a las adversidades, renovando año a año el juramento de honor realizado.

CONCLUSIONES

Es difícil no sentir admiración por estos insignes fundadores. No sólo realizaron una labor extraordinaria, al mismo tiempo cada uno de ellos, destacó en su vida privada fuera de los cuarteles por un espíritu emprendedor, excepcionales condiciones humanas y el afán, siempre, de servir a la sociedad en que estaban inmersos.

Es, extremadamente importante, aprender de las grandes realizaciones del pasado, asimismo, aprender de los errores que se pueden haber cometido a fin de no repetirlos en el presente.

Los errores son una fuente extraordinaria de aprendizaje, no hay que desdeñarlos. Nuestra condición humana es esforzarnos una y otra vez hasta conocer y reconocer nuestras fortalezas y debilidades.

La tarea es ardua, debemos trabajar en nosotros mismos. En este contexto y observando el pasado queda para las nuevas generaciones el discurso de nuestro Fundador como si hubiese sido escrito para aquella, la presente y las futuras generaciones

?Primeramente, para ser buen bombero se requiere una base muy sólida de esfuerzo físico y de voluntad a toda prueba, unido esto a un alto espíritu de sacrificio y hondo sentido de la responsabilidad. Sin este sentido, el esfuerzo material resulta vano, ya que, fácilmente degenera en un simple entretenimiento, sin objetivo altruista alguno. La acción ha de ser, por lo tanto, consciente y severa para que sea fructífera.??Es necesario que los hombres que prestan sus servicios a un cuerpo de bomberos o compañía de bomberos voluntarios, sean ante todo: Generosos, nobles, honrados, francos, abnegados y de una conducta irreprochable.??Sin cualquiera de estas condiciones o virtudes, los individuos se eliminan por sí solos. Elimínense de esta manera los egoístas o aquellos que toman nuestro oficio como un simple pasatiempo; los que suelen sonreír burlescamente ante las diversas manifestaciones espontáneas del alma bomberíl que, al ser sincera y verídica, ha de poseer la pureza del hombre sano de espíritu, del adolescente, o del niño que desconoce la maldad y que todo lo encuentra bueno y amable. Elimínense, a su vez, automáticamente los hombres cómodos o indiferentes; aquellos para quienes la vida no es ni siquiera un sacrificio nimio en pro de los demás.?Mi larga experiencia en las filas del Cuerpo de Bomberos me ha enseñado que lo primordial para acrecentar el espíritu de cuerpo, es el bien entendido compañerismo. Esta virtud crea la cooperación inalterable y absoluta. ?Uno para todos y todos para uno?, he aquí un arcaico aforismo que debe palpitar en el corazón de todo buen bombero.??No pueden ser buenos bomberos los que todo lo critican y nada aportan ni construyen. Por esta sola razón se declaran tácitamente excluidos como enemigos de la cooperación que es el éxito.??Son buenos bomberos, en cambio, los que acatan las órdenes o ideas emanadas de quienes han sabido apreciar muy de cerca, en carnes propias, y con todo su rigor, los afanes y riesgos inherentes a nuestra profesión.

Estoy plenamente convencido de que es un mérito que nadie podrá jamás borrar ni empañar siquiera, un galardón al coraje en la lucha por la vida, esto de que el individuo, desde niño, crezca y viva entre hermanos valerosos y generosos, cual lo son y han sido siempre los bomberos de Chile. Dirijo a vosotros, jóvenes voluntarios de Ñuñoa, estas palabras paternales con el ánimo de que ellas dejen en cada uno de vosotros alguna huella saludable.?

El filósofo y ensayista Jose Ortega y Gasset planteaba que “Yo soy yo y mis  circunstancias y si no la salvo a ella no me salvo yo” y también Don Alberto Ried Silva contaba la anécdota de cuando en el tiempo de estar trabajando por la fundación del Cuerpo recibió una nota anónima que decía ?es cosa que hace pensar que todo progreso humano se deba al esfuerzo vano de un hombre loco de atar?. Un punto medio ideal entre ambas afirmaciones es la Voluntad del Hombre al servicio de las grandes obras dejando de lado los egoísmos y los intereses personales.

Para finalizar, permítanme expresar dos citas:

?El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños?. Eleonor Roosevelt y, de Gabriel García Márquez:

?Un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse?.

Muchas gracias.

PABLO ARAYA ULLOA
DIRECTOR TERCERA CBÑ