Nos gusta la historia, claro está. Si no pudiésemos recordarla nos costaría reconocer el
presente y pensar en el futuro. Los noventa para nuestro país marcó una década de
cambios, y por cierto, nuestra compañía no estuvo ajena a ellos.
En los incios de los 90, Un grupo de Tercerinos guiados por el director de la época Señor Mauricio Bravo y su Capitán Sr. Helmut Kaminski desarrollaron la posibilidad de aumentar la cantidad de emergencias
a las que respondía nuestra compañía. La necesidad del servicio debido al incremento de los emergencias donde se veían involucradas personas atrapadas en colisiones vehiculares u otros tipos de accidentes motivaron a dos jóvenes voluntarios internos de medicina Señores Francisco Silva y Rodolfo Versin a plantear que nuestra compañía tenga como meta obtener la especialidad de rescate vehicular. En ese entonces la única compañía de Rescate
era la Quinta Compañía sin embargo la Segunda y Sexta compañías también acudían por tener la especialidad de escalas y salvamento.
La compañía no contaba con los recursos suficientes, la meta estaba muy lejana, sin embargo respaldan esta idea, comienza entonces una ardua tarea de recolección de fondos, se cita durante 9 meses seguidos a campaña económica, se realizaron tallarinatas, completadas y un sin fin de rifas, logrando juntar la fuerza e interés de los todos los voluntarios de la compañía, el objetivo era uno solo: Transformarse en rescatistas. Para esto
la comandancia solicitó una serie de requisitos, habilitar operadores de rescate, tener equipamiento especializado y lo más difícil y costoso tener un carro de rescate. Marta Carreño en ese entonces Jefa de Operaciones de la Academia Nacional de Bomberos logra de manera inédita un curso cerrado para 23 Tercerinos, aprobando la totalidad, con este
objetivo cumplido son dados se alta los primeros rescatistas de nuestra compañía mediante Orden del día Nº 42 de fecha 13 de Julio de 1993, junto a este hito importante, la comandancia reconoce en los internos de medicina de la Tercera señores Silva y Versin, un importante recurso humano y los nombra como parte del primer comité asesor de rescate del cuerpo de bomberos de Ñuñoa, encargados entre otras cosas de uniformar métodos de trabajo, optimizar los recursos materiales y humanos, nivelar conocimiento de técnicas de rescate y trauma y observar el trabajo en terreno.
En la incansable búsqueda de alternativas que permitiera cumplir con el objetivo de traer el carro de rescate, se logró por medio del voluntario de la Quinta Compañía Sr. Patricio Levenzon un contacto con el departamento de Bomberos de Miami quienes habían dado de baja y estaban rematando varios carros, entre ellos algunos que podrían servir para cumplir el objetivo, había que viajar al remate y ver cuál podría servir. La sesión de compañía
acuerda que una buena forma de involucrar al cuerpo en este proyecto, es que el viaje debería ser para el comandante de la institución en ese entonces el Sr. Enrique Guerra Bagolini quién viaja y selecciona una ambulancia verde lima que cumpliría con las características, ¿El problema? su valor: 8 millones de pesos. La sesión de compañía aprueba la compra del carro, sin embargo al no tener los recursos suficientes, se compra con letras.
Además de comprar el carro se adquiere un juego de herramientas hidráulicas combinada, empezando poco a poco a cumplir con los requisitos propuestos por la comandancia.
Meses más tardes en el principal puerto de Chile en esa época, el puerto de Valparaíso, se desembarca la nueva pieza de material mayor, nuestra meta se estaba cumpliendo. 30 voluntarios asistieron a buscarlo, el desembarque estaba planeado para la noche sin embargo por problemas administrativos el desembarque se posterga para el día siguiente ,los voluntarios se quedaron en la Undécima Compañía de Bomberos de Valparaíso, poco se durmió y mucho se celebró, pues la alegría se contagiaba entre todos los voluntario.
Ya en nuestro cuartel, comenzaron los respectivos arreglos para su pronta puesta en servicio, el carro fue repintado en nuestro cuartel precisamente en el “patio del lavado”, participaron varios tercerinos en este proceso, a un costado una frase que no gusto en el Superintendente de la época Sr. Milton Rozas, la frase era “Unidad Médica de Rescate”, se dio la instrucción rápidamente que se tapara esa frase con una gran rectángulo verde. Por otro lado el carro no contaba con torre de iluminación, este requisito era indispensable para poder salir solos a los rescates, tras un esfuerzo extra de la compañía logra comprar una torre con 3 focos halógenos de 500 watts cada uno más un grupo electrógeno que nos permitiría ser independientes.
A 23 días del mes de septiembre de 1993 se citó a la compañía a un acto encabezado por el Superintendente y todas las autoridades del directorio, el motivo era la alta de la nueva unidad de rescate de la tercera compañía. El carro fue bendecido por el Cardenal de Santiago Monseñor Carlos Oviedo Cavada. Al finalizar la ceremonia, el comandante hace uso de la palabra:
dando lectura a la Orden del Día N° 52 del año 1993
Con esta orden del día en una realzada ceremonia en nuestro cuartel se dio de alta este carro marcando un hecho histórico en nuestra compañía. Y a propósito de la reciente puesta en servicio de nuestro nuevo carro y que este año a pocos días de cumplir 25 años de rescatar personas entre los fierros y latas, debemos sentir el deber de ser mejores
bomberos, aprendiendo de nuestro pasado y pensar hoy en como será nuestro futuro, entonces camaradas les planteo: ¿Cuál es nuestra próxima meta?.
Mauricio Valderrama Pezoa
Agosto 2018